Salud

La estrategia de Miami para detectar la segunda ola de contagios


INFOBAE.- Miami-Dade está en pleno proceso de reapertura. Si bien mucha gente aún elige estar en sus casas, los comercios y las oficinas ya están operando. Las playas y los hoteles reabrirán el próximo lunes. A excepción de las clases, que no regresarán hasta el próximo año lectivo que comienza en agosto, la idea es de a poco ir regresando a la normalidad.

Pero lógicamente, el mayor miedo en esta reapertura es que haya una segunda ola de contagios masivos. Por más que se respete el distanciamiento social y el uso de máscaras tapabocas, a mayor contacto humano, más posibilidades hay de contagio. En una región en donde hasta ahora ya ha habido 17.168 casos confirmados y 633 muertes a consecuencia del coronavirus (donde el último pico se registró el 9 de abril), una segunda ola pudiera ser devastadora.

Hasta ahora, la decisión de reabrir se ha tomado basada en los datos de casos confirmados de contagio, combinados con los reportes de casos con síntomas relacionados al COVID 19 más el reporte de los hospitales (si operan bajo protocolo de emergencias, cuántas camas disponibles tienen, cuántos respiradores automáticos, etc). Para seguir adelante con la reapertura, que está planteada en fases, o –en su defecto- para dar marcha atrás, los datos son clave. Por eso, hay un nuevo método en el que el condado de Miami-Dade está apostando.

Se trata del análisis de las aguas residuales. Los científicos han determinado que la firma genética del virus puede ser detectada en las heces fecales de los pacientes. Con este dato en mente, los epidemiólogos que están colaborando con las autoridades de Miami-Dade han desarrollado un programa de análisis de aguas cloacales que puede otorgar datos de la presencia del virus en la sociedad antes de que los pacientes empiecen a mostrar síntomas y puedan ser evaluados.

Cada semana el condado envía al laboratorio Biobot Analytics, en Massachusetts, muestras de aguas residuales de tres plantas de tratamiento de aguas negras. Estas muestras se analizan y en base a los rastros del virus encontrados se hace una proyección de cuántas personas pueden estar contagiadas en Miami-Dade. El laboratorio procesa muestras de 40 ciudades a lo largo del país. Las conclusiones las sacan a nivel local epidemiólogos que trabajan en cada una de las regiones al ver los datos entregados por el laboratorio.

“Hasta ahora el método ha sido un gran modo para determinar cuánta gente tiene el virus en el cuerpo. Muchos de ellos nunca entrarán en el conteo oficial porque jamás presentarán síntomas o, sencillamente, porque nunca se harán la prueba”, explicaba la Doctora Aileen Marty, especialista en enfermedades infecciosas de la facultad de medicina Herbert Wertheim de la Universidad Internacional de la Florida y miembro del equipo médico asesor de Miami-Dade.

El método se ha utilizado desde el comienzo de la pandemia. De hecho, basado en datos de este estudio es que se cree que Miami-Dade tiene muchos más contagios de los que se cuentan oficialmente. Para el pico del 9 de abril, en base a las aguas residuales el cálculo era que 46.000 personas habían estado en contacto con el COVID 19 (un 2 por ciento de la población total), mientras que oficialmente había 5.745 casos. Pero con miras a una segunda ola de contagios, los datos pueden ser aún más importantes ya que fácilmente pueden indicar si la tendencia está en alza.

Recién se han enviado las primeras muestras desde que comenzara la reapertura. Para mediados de la semana que viene se espera que estén listos los resultados.

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