Salud

Importancia de la vitamina D para no morir con el COVID-19

Por Ángel Puello.

Acabo de ver un informe muy interesante realizado en Gran Bretaña, una de las cuestiones más interesantes que dice el estudio es por qué el virus pasa de puntillas por muchas personas, a otras les causa síntomas leves y sin embargo, a otros los pone gravísimos y se lleva por delante de forma espantosa a los que encuentra en peores condiciones.

La respuesta es que no es el virus el que mata, que en sí es bastante inofensivo, si no la inadecuada respuesta inmune que presentan los que enferman gravemente y los que consiguen superarlo es porque están en suficiente buen estado como para sobrevivir al daño que les causa su sistema inmune y son capaces de recuperarse tras el fin de la infección.

La importancia que tiene la vitamina D para los humanos no puede sobreestimarse. La raza blanca es consecuencia de mutaciones para favorecer la producción de vitamina D, porque la vitamina D3 (colecalciferol) se sintetiza en la piel a partir del colesterol, por la acción de los rayos UVB del sol y la melanina reduce la producción. La vitamina D se consigue por fotosíntesis en la piel o por la ingesta de alimentos, aunque son muy pocos los alimentos que la contienen en cantidades significativas, esencialmente sólo los pescados azules (salmón, atún, sardinas) y algunas setas que han crecido expuestas a rayos UV (no en oscuridad). Huevos y mantequilla tienen algo, pero no mucho.

Como hemos visto se sabe desde hace tiempo que la vitamina D protege de las infecciones respiratorias y activa la respuesta inmune innata mientras que regula la respuesta adaptativa. La respuesta innata es la que protege en la infancia y frente a nuevas amenazas, mientras que la adaptativa, también importante para la defensa frente a amenazas conocidas por su memoria, es responsable de los problemas inflamatorios y de coagulación asociados a un exceso de respuesta.

También hemos visto que los bajos niveles de vitamina D están asociados a muchas de las patologías previas que predisponen a un peor curso de la enfermedad COVID-19, como hipertensión, obesidad, enfermedades circulatorias y accidentes cerebrovasculares.

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