Opinión

Un verdadero cambio en Embajadas y Consulados de RD

El triunfo arrollador del Partido Revolucionario Dominicano (PRM) en las tres circunscripciones electorales del exterior, con la consecución de los sietes representantes de ultramar, un hecho sin precedentes desde que existe esa figura constitucional, merece una análisis y al mismo tiempo, un reclamo de  nuevas políticas públicas del Gobierno con nuestra diáspora.

Fuimos de aquellos que advertimos a la opinión pública que el Gobierno y la Junta Central Electoral, no tenían en su agenda la celebración de elecciones en el exterior; el organismo comicial amparado en los efectos de la Pandemia Covid-19 y Gobierno en impedir que los dominicanos residentes en el exterior  lo castigara por la mala gestión en los consulados y embajadas, como consecuencia directa del clientelismo político y la acumulación originaria de capital de una pequeña baja burguesía, con poca preparación académica y escasa vocación de servicio público.

La principal razón que llevó al PRM a conseguir esa apabullante victoria guarda una estrecha relación con lo antes expuesto, situación que ahora obliga al presidente electo  Luis Abinader y su próximo Ministro de Relaciones Exterior Roberto Álvarez, a estar vigilantes  y corregir esas debilidades, al tiempo de introducir una importante reforma  al reglamento de aplicación de la Ley Orgánica del Ministerio de Relaciones Exteriores (MIREX), Ley 630-16

De igual manera las nuevas designaciones de embajadores y cónsules generales, ministros consejeros, vicecónsules, secretarios de primera, segunda y tercera clase, consejeros, agregados culturales, policiales y militares, y auxiliares consulares, han de ser pensadas en función de su capacidad y no de su militancia política, pues el manejo del servicio exterior, al igual que la gestión del Banco Central y del Banco de Reservas, es una área neurálgica de la Administración pública que hay que atender con ojo del halcón. Ese peculiar triunfo así lo señala.

En las últimas décadas la designaciones de embajadores extraordinarios y plenipotenciarios, lo mismo decir, “embajadores con sede en el exterior”, han sido de personalidades destacadas en los medios de comunicación, pero sin experiencia en  el mundo de la diplomacia moderna  y sin  manejo del lenguaje diplomático. Esto no significa que no haya comunicadores con el nivel de exigencia requerido, pero hay que buscarlo con lupa y hacer una buena elección, pensando siempre en el interés general y en  la máxima representación del Estado dominicano en playas extranjeras.

Así mismo los cónsules designados en los últimos años, también con salvas excepciones han sido el producto del deseo de funcionarios cercanos al presidente de la República. Cónsules que no reúnen un mínimo de preparación académica o intelectual para ejercer tal responsabilidad, pero sí una agudísima ambición económica, característica de un resentido social que cree que con su designación, llegó su oportunidad de cobrarle a la vida todo las necesidades que pudo pasar. Esto debe cambiar.

En  el presidente electo Luis Abinader Corona  hay puesta muchas esperanzas de un cambio estructural y no nominal, en la forma de dirigir los destinos  nacionales y los impuestos que pagan los ciudadanos por un servicio público muchas veces de muy mala calidad, por la forma de reclutamiento del personal que ha de atenderle.

Los nuevos funcionarios designados en el servicio exterior han de cumplir con el requisito de realizar el curso de actualización diplomática y consular que ofrece el Instituto de Educación Superior Especializada  en formación Diplomática y Consular (INESDYC), el cual forma parte del organigrama de ese ministerio, como requisito previo para entrar en nómina y obtener un pasaporte de categoría «diplomático u oficial». Esos cursos pueden ser ofrecidos de forma intensiva para evitar que atrasen la toma de posición de los funcionarios en sus respectivos países

Al nuevo Canciller  de la República a quien corresponderá en primera persona nombrar los miembros del Instituto del Dominicano en el Exterior (INDEX), que piense que al momento constituye una burla a los dominicanos residentes en el exterior, nombrar una cantidad importantes funcionarios en varios países, sin apena funciones ni oficinas para despachar. De hecho, el Congreso debería abordar en una futura reforma constitucional, plantearse la eliminación de este organismo aprobado como parte  Ley 630-16

Las funciones que actualmente están asignadas al Instituto del Dominicano en el Exterior (INDEX), son exactamente las mismas que la Convención de Viena de 1969 consagra a las misiones diplomáticas, pero más específicamente a las consulares en materia de defensa de sus ciudadanos. Es la razón del por qué estos funcionarios no gozan del debido reconocimiento y posterior acreditaciones del Estado receptor.

El INDEX no tiene personería jurídica en el exterior, por lo que deben ser suprimidos. Lo ideal sería exigirles a los legítimos representantes que cumplan con su trabajo y que tenga la preparación para hacerlo.

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