Opinión

Creación

Por: Heddel Cordero

Crear, en cualquiera de sus expresiones, siempre es un acto mágico y asombroso.

La creación no tiene horario. No tiene lugar. No está supeditado a nada. Es un parto de sonidos, ritmos, formas, colores, ideas, etc., que salen de la nada llenando de emociones el pensamiento.

La creación poética es la más pura de todas las creaciones porque al salir de la memoria, nada la contamina. Ni el sol que es espejo del tiempo, ni la lluvia que entristece el cielo, ni las palabras que narran  epopeyas, en fin, nada contamina los sueños del poeta. 

La poesía es el origen de las demás creaciones. Es el principio de lo abstracto y de lo material.
La creatividad publicitaria se alimenta de la objetividad, pero deriva en una orgía instintiva donde nacen las historias que procuran generar emociones inéditas en un público al que debemos llegar puntualmente. Es el resultado de un rapto de  emociones que llevan un objetivo  de carácter comercial o institucional.

La creatividad publicitaria, así como la poesía, es sorpresa; es o debe ser, una forma nueva de contar historias que luzcan convincentes y atractivas.

La creatividad publicitaria empieza con un brief  absolutamente racional,  es el marco de referencia del pensamiento que se propone construir una obra; es simplemente el plano de una historia inexistente a la que el creativo debe darle vida.

Para ello, se vale de las palabras, de la música, de las imágenes poéticas, de los caminos creativos, en fin, de todos los recursos que ayudan a elaborar un mensaje memorable y convincente.

El músico, por su parte, debe soñar melodías y plasmarlas matemáticamente tratando de conectar emocionalmente con sus receptores. Es un ejercicio sin puntos de partida, sin referencias, pero con un camino de notas y silencios que producen emociones espirituales.

El mercadólogo, por su parte, cuando no concibe productos referenciados por una categoría ya conocida, es capaz de crear hábitos y necesidades novedosas en el público. A ese ejercicio podríamos llamar creación. Pues él, con su creatividad, puede concebir y diseñar productos oriundos de necesidades inexistentes.  Sus ideas abren un espacio llamado mercado y formulan un producto que la publicidad convierte en marca.

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