«Trump rompe con Elon Musk en la Casa Blanca: una amistad en jaque por acusaciones y ambiciones cruzadas»
En una sorpresiva e inusual escena en el Despacho Oval, el presidente Donald Trump habría despedido formalmente a Elon Musk, CEO de Tesla y propietario de X (antes Twitter), de su círculo más cercano de asesores informales. La decisión, según fuentes cercanas a la administración, fue tomada luego de tensiones acumuladas por diferencias estratégicas, rumores sobre el comportamiento personal del magnate y crecientes inquietudes sobre su influencia política.
Durante el encuentro, Musk —quien había cultivado una relación ambigua pero influyente con Trump desde su regreso a la presidencia— afirmó que espera «seguir siendo el amigo y el asesor» del mandatario, minimizando el impacto del distanciamiento y evitando referirse directamente a las acusaciones que lo vinculan con el uso de drogas psicodélicas, mencionadas recientemente por medios estadounidenses.
Trump, conocido por su estilo frontal, habría comunicado a Musk que ya no ve viable su rol dentro del círculo de confianza que rodea a la Casa Blanca. La decisión no solo marca un punto de inflexión en la relación entre dos de las figuras más poderosas y polarizantes del país, sino que también podría tener consecuencias importantes en el ecosistema político-tecnológico que ambos ayudaron a moldear en la última década.
Este aparente quiebre coincide con un momento de redefinición tanto para Trump, quien prepara una nueva estrategia para su segundo mandato, como para Musk, quien lidia con desafíos crecientes en X, enfrentando presiones regulatorias y caídas en la inversión publicitaria. A pesar del tono conciliador del empresario sudafricano, el mensaje desde la Casa Blanca fue claro: el respaldo presidencial ya no es incondicional.