Internacional

Transparencia Internacional indicó que en 2020 la pandemia agravó la corrupción en el mundo

La ONG presentó su tradicional clasificación anual sobre el Índice de Percepción de la Corrupción (CPI), en el que dos tercios de los 180 países contemplados quedaron por debajo de los niveles aceptados. El organismo advirtió sobre la situación particular de América Latina, donde sólo tres de las 19 naciones analizadas obtuvo una puntuación favorable.

La pandemia agudiza la corrupción en el mundo y su incremento entorpece la respuesta ante el avance del Covid-19. Así se resume la conclusión a la que llegó la ONG alemana Transparencia Internacional (TI) en su informe anual sobre 2020.

Según el Índice de Percepción de la Corrupción de 2020, dos tercios de los 180 países relevados no alcanzaron los niveles aceptados de medición. El informe advierte sobre la «imagen nefasta» de la situación de la corrupción a nivel global, con una puntuación media mundial de 43 sobre 100 y ningún progreso registrado «en la última década» en la mitad de los países contra las prácticas ilícitas, como el «soborno y la malversación a los precios abusivos y el favoritismo».

El reporte señala que aquellos países que sus ciudadanos perciben como más corruptos han sido también los que peor han respondido ante el Covid-19. En esa línea, las reacciones débiles y caóticas ante la pandemia dejaron mayor margen a las prácticas ilegales.

La presidenta de TI, Delia Ferreira, remarcó el vínculo entre la corrupción y la pandemia y advirtió que la del Covid-19 «no es sólo una crisis sanitaria y económica», sino que «es una crisis de corrupción», la cual «actualmente no estamos sabiendo gestionar».

«El año pasado ha puesto a prueba a los gobiernos como no se recuerda y aquellos con mayores niveles de corrupción han sido menos capaces de afrontar el desafío. Pero incluso aquellos arriba del CPI deben hacer frente de forma urgente su papel en perpetuar la corrupción en casa y en el extranjero», agregó.

Frente a esta suerte de estado de excepción permanente en el que se vive bajo la pandemia, la transparencia en la toma de decisiones de los gobiernos se ve puesta a prueba y, para las administraciones corruptas, se presenta como una oportunidad de desvío de fondos, una acción que, en épocas de escasez para los sistemas sanitarios, se traduce en graves consecuencias para la vida de los ciudadanos.

En este contexto, el análisis alerta «que la corrupción no sólo socava la respuesta sanitaria global al Covid-19, sino que también contribuye a prolongar la crisis democrática». En la respuesta a la pandemia, para TI, se evidencian «enormes grietas en los sistemas sanitarios y en las instituciones democráticas» y, entre los gobernantes, queda claro que «persiguen a menudo sus propios intereses en lugar de los de los más vulnerables».

El reporte también asocia las acciones ilegales de los gobiernos con «una menor cobertura de la sanidad pública y mayores tasas de mortalidad infantil y maternal, de muerte por cáncer, diabetes y enfermedades respiratorias y cardiovasculares».

En este contexto, la ONG hace un llamado a que, en medio del avance de las campañas de vacunación, se sostengan «los esfuerzos anticorrupción» para «asegurar una recuperación justa y equitativa» para todos.

Dinamarca y Nueva Zelanda a la cabeza, Estados Unidos en su peor nivel desde 2012

En el ranking, Dinamarca y Nueva Zelanda se mantienen a la cabeza con 88 puntos sobre 100 posibles, seguidos de Finlandia, Singapur, Suecia y Suiza, con 85. Al fondo de la tabla se ubican Venezuela, Yemen (con 15 cada uno), Siria (14) y Somalia y Sudán del Sur (con 12 cada uno).

En su informe, IT destaca los progresos más importantes de la última década, con Grecia, Myanmar y Ecuador como los que más han avanzado. La contracara son Bosnia y Herzegovina, Malawi y Líbano, que son las naciones que más han retrocedido en los últimos diez años.

Estados Unidos, por su parte, cayó hasta su peor nivel desde 2012 y registró una merma por cuarto año consecutivo, coincidente con toda la presidencia de Donald Trump. En el ranking de 2020, el país norteamericano se ubica 25º con 67 puntos.

TI acusó la falta de supervisión en el programa estadounidense de ayudas por el Covid-19, de un billón de dólares, lo que despertó la «seria preocupación» de la ONG y significó un «retroceso significativo» en la tradición de «normas democráticas para la promoción de la rendición de cuentas gubernamental».

En el repaso de otras potencias, China sumó un punto (llegó a 42) y escaló dos posiciones (hasta el 78º lugar), mientras que Rusia se ubica mucho más atrás, aunque se adelantó dos puntos y dos puestos (30 y 129º). A nivel europeo, la media de los países de ese continente se mantiene en 66 puntos.

En América Latina, la pandemia ayuda a la corrupción estructural

Transparencia Internacional también puso el foco en la situación de América Latina, donde la pandemia de coronavirus ha socavado los ya complejos esfuerzos para luchar contra la corrupción, un panorama que la ONG cataloga como «frustrante».

De acuerdo al CPI, sólo 3 de los 19 países latinoamericanos analizados se ubican por encima de los niveles aceptados, es decir, apenas un 16%, mientras que la media de puntuación es de 43 sobre 100.

Las naciones latinoamericanas que sus ciudadanos perciben como más limpias son Uruguay (71 puntos), Chile (67) y Costa Rica (57), los únicos tres que escalan a los registros aprobados. En contrapartida, Honduras (24), Nicaragua (22) y Venezuela (15) son identificados como los más corruptos.

El registro lo completan Cuba (47), Argentina (42), Colombia y Ecuador (39), Brasil y Perú (38), El Salvador (36), Panamá (35), Bolivia y México (31), República Dominicana y Paraguay (28).https://platform.

En una entrevista con la agencia EFE, la consejera regional para América Latina de TI, Luciana Torchiario, advirtió que la región «vuelve a fracasar en la lucha contra la corrupción» y consideró especialmente «frustrante» que «no se haga un buen uso de los recursos» en la pandemia. 

«En muchos países se ha registrado una regresión en los pesos y contrapesos, una gestión opaca de la pandemia, y recortes del derecho a la información y de la libertad de expresión», alertó.

El informe destaca los avances de Ecuador, que ha mejorado 7 puntos en los últimos ocho años, aunque aún afronta «desafíos muy serios», según Torchiario, y ha sido el «epicentro» de la corrupción ligada al Covid-19.

En su apartado regional, TI también pone la lupa en Honduras y Perú, como dos países que enfrentan una encrucijada. En la nación centroamericana, a la pandemia se sumó el paso de dos grandes huracanes, lo que puso aún más trabas a las medidas anticorrupción. Mientras que el país sudamericano afronta «desafíos importantes» y, si bien logró algunos avances legales, sigue «subsumido en la corrupción».

Entre los grandes países de la región, el informe tampoco arroja buenas sensaciones. Para TI, Brasil padece un «deterioro democrático severo» con «injerencias» y «ataques» a la Justicia y a la prensa provenientes del presidente Jair Bolsonaro; México sigue atascado pese a los compromisos del mandatario Andrés Manuel López Obrador; y en Argentina, algunos procesos judiciales ligados a casos de corrupción se han ralentizado.

Torchiaro también expresó su preocupación por la «institucionalidad muy precaria» en Nicaragua y Venezuela, los dos países con peor registro de la región. Para la consejera, en el país sudamericano, la democracia es «prácticamente inexistente» y, según cálculos de TI, durante la pandemia, la corrupción ha hurtado 5.000 millones de dólares al sector sanitario.

Con EFE

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