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“grandes peleas se ganan en oficinas” dice Sosa

Él peleó 264 rounds en 45 combates profesionales, pero toda la experiencia adquirida le dejó a Merqui Sosa una insólita enseñanza que lo marcó y le llevó a tomar decisiones: los grandes combates en boxeo se deciden en las oficinas de los organismos, promotores y manejadores.

Afirma que los intereses detrás del ring tienen mayor fuerza que cualquier árbitro, juez y el trabajo que pueda hacer el boxeador en una gran noche.

“A golpes limpios me abrí paso en el ranking mundial semipesado, tuve que fajarme con los mejores y cuando logré las peleas de mis sueños, gané dinero para dejar atrás la miseria, pero mi ansia de una corona quedó ensuciada.

“Mi primera oportunidad fue contra Michael Nunn, quien sería el sustituto de Sugar Ray Leonard, era el campeón de la división supermediana, él no podía hacer el peso y todo lo sabíamos, se iba a deshidratar mucho y pensaba golpearlo abajo para quitarle velocidad e ir tras el nocaut, pero nos sacaron del escenario y al rato dijeron que hizo el peso, pero nadie de mi team lo vio; el nunca subió a la báscula”, revela “El Corombo” Sosa sobre su combate en Puebla, México, en diciembre de 1994.

Caso Nunn

El dominicano afirma que “Nunn ganó la pelea en el pesaje” ya que ilegalmente nunca subió a la balanza y que él no tenía un representante que pudiera defenderlo. Luego en el ring, el norteamericano corrió toda la noche y los jueces votaron a su favor.

“Tú sólo tienes un verdadero chance y el conectar un nocaut, pero que sea fulminante, por que si no tienes esa fuerza para evitar llegar a la mesa de los jueces, nadie te salva.

“Yo tuve la suerte de ser un pegador que puse a dormir a mucha gente y dejaba a los jueces con las tarjetas en las manos, y no es que sean gente mala, son los grandes intereses del boxeo los que obligan a dar decisiones deshonestas que dañan este deporte”, revela el otrora boxeador oriundo de San José de los Llanos, San Pedro de Macorís.

“Mis mayores emociones fue cuando salía a defender mi bandera, cuando en el ring yo buscaba una victoria para nuestro país”, recuerda sus días de peso mediano en la selección nacional en los años ochenta.

“Luego el boxeo de paga es eso… uno sube al cuadrilátero por su dinero y cualquier cosa puede pasar dependiendo de quién te maneje, quién sea tu promotor. Eso decide muchas cosas”.

Ante el mejor del mundo

Su primer deporte fue el béisbol e incluso llegó a practicar fútbol, pero su padre lo llevó a La Normal y lo puso en manos del entrenador Ramón Paula, “Pata de palo”, y era después de vender varios discos “45” en la avenida Duarte, solo de ritmo de bachata, que podía ir al gimnasio.

“Pasamos mucho trabajo, hambre, pero siempre anduve por la derecha… Cuando me llegó la segunda oportunidad mundial ante el mejor boxeador libra por libra de entonces, Roy Jones Jr., empezando el 1996, me pasó igual… él ya no podía hacer las 165 libras, pautamos en 168 y después que yo corté el peso, me dijeron que era en 171 y Jones tenía 173, pero no rebajó; entonces optaron por que la pelea no fuera titular; yo acepté porque no podían rebajarme mi bolsa que era de muchos miles de dólares… En el segundo round me conectó un buen golpe a la cabeza, me levanto, y el referí de inmediato detuvo la pelea en golpeando mi guardia y todo el mundo protestó, yo iba a empezar a pelear, a mí me han dado golpes más fuertes y luego es que hago mi pelea y gano”, asegura esa noche volvió a sentir el favoritismo funcionar y las partes oscuras del ring.

El adiós.

Merqui –Corombo– Sosa decidió retirarse del Deporte de Fistiana, de Los Coliflores, a mediados de año 2000 tras fulminar al contendor mundial Segundo Mercado, en Reno, Nevada. Reside en Nueva York, tiene 55 años y su marca profesional quedó en 34-9-2, con 27KOs.

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