Colón se abre en libro ‘Big Sexy: In His Own Words’
ESPN.- Simple, pero encantadoramente sincero; llano, sin frases rebuscadas, artificios o trucos, pero deliciosamente genuino, así suena Bartolo Colón en su libro «Big Sexy: In His Own Words» («Big Sexy: En sus Propias Palabras») que salió al mercado de Estados Unidos recientemente.
«Big Sexy: In His Own Words» es un breve compendio de la carrera de casi tres décadas del lanzador dominicano en el béisbol profesional, comenzando con su firma con los Cleveland Indians a los 20 años de edad en 1993 y terminando con su actual estado de semiretirado, aunque, según Colón, dispuesto a regresar si algún equipo se interesara.
«Pensé que el año pasado tal vez tendría la oportunidad. Sé que si no sucedió el año pasado, este año sería menos probable. Me estoy haciendo mayor y el juego se trata de los lanzadores jóvenes que llegan. A medida que envejeces, los equipos ya no necesitan tus servicios», aclaró Colón.
Colón, de 47 años, se sentó a conversar con ESPN sobre el libro de 207 páginas, que realizó en colaboración con el escritor neoyorquino Michael Stahl y fue publicado por Abrams Books de New York, y las razones por las que decidió escribirlo.
«Era algo que había pensado por mucho tiempo, pero quería hacerlo después que estuviera fuera de pelota», dijo Colón, quien tenía un acuerdo para lanzar con los Acereros de Monclova de la Liga Mexicana de Béisbol antes que la pandemia del coronavirus congelara las operaciones del circuito veraniego.
«Quería que la gente supiera algo de la historia que uno pasa antes de ser pelotero, uno pasa mucho trabajo en el país nuestro», comentó Colón.
«Contar mi historia, de todos los trabajos que pasé con mi padre en la finca, cosechando café, cacao, aguacate y otros frutos. Como debía despulpar café con una máquina manual. Pasé mucho trabajo, pero eso me dió mucha fuerza en el brazo, también», explicó. «Lo más motivante es hablar de los comienzos».
Colón, quien tuvo foja de 247-188 y efectividad de 4.12 en 3,461.2 entradas, superó al nicaragüense Dennis Martínez (245 triunfos) como el latino más ganador de todos los tiempos en las ligas mayores, conquistó el premio Cy Young del 2005, acudió a cuatro Juegos de Estrellas y amasó una fortuna cercana a los $120 millones en una carrera de 21 temporadas con 11 equipos, entre 1997 y 2018.
Durante su estadía con los New York Mets (2014-2016), Colón debutó en una Serie Mundial, participó en el Juego de Estrellas a los 43 años de edad, bateó el único jonrón de su carrera y se ganó el apodo de «Big Sexy», que terminó en la portada de su libro.
«Le doy las gracias a [el lanzador] Noah Syndergaard por haberme dado el apodo de Big Sexy», subrayó.
«Ese equipo de los Mets fue realmente algo especial», dijo. «Jugué con 10 equipos, pero con los Mets, la forma en que me trataron todos esos jugadores, cómo me trató toda la franquicia, desde la recepción hasta el personal de la cocina, fue increíble. Y los fanáticos de los Mets son los mejores. Al principio, cuando se reían de mí cada vez que se me caía el casco, me sentía incómodo, pero cuando vi cuánto lo disfrutaban los fanáticos, pedí un casco de bateo más grande para que se cayera más porque era demasiada diversión para ellos».
Agregó: «Si fuera por mí, me retiraría con los Mets. Me gustaría que mi carrera terminara en New York».
En «Big Sexy: In His Own Words», además de contar la transformación de un jugador que recibió un pírrico bono de tres mil dólares a ser uno de los mejores lanzadores de su generación, Colón narra cosas muy personales, como por ejemplo el sufrimiento que le causó la muerte de su primera mascota, un burro llamado «Pancho», la estrecha relación con sus padres Miguel Valerio Colón y Adriana Morales, el vacío que le dejó la muerte de su progenitora en agosto del 2014 y la tragedia que vivió su familia cuando el béisbol lo suspendió por dopaje en el 2012.
«Lo más difícil para mi fue ese domingo cuando me llamaron. Cuando Vicky [Virginia Carballo, directiva de la Asociación de Peloteros de Grandes Ligas) me dijo que había dado positivo, primero pensé que era que tenía SIDA. Cuando ella me aclaró, todo se me vino abajo. Pero lo más fuerte fue decirle a mi papá lo que me había pasado», recordó Colón.
«Apelé la sanción y pasé mes y medio lanzando con esa aprehensión en mi pecho», añadió.
«El día que iban a anunciar mi suspensión, llamé a mi papá. Cuando le dije que había dado positivo a sustancia prohibida, me puse a llorar. Después que terminé de hablar con mi papá, mis hermanas me dijeron que se puso a llorar cuando colgué. Todos lloraron en la casa ese día. Ha sido el momento más difícil», concluyó Colón.