Opinión

Un cambio para transformar

Por: Anny Guzmán 

El cambio no es solo la acción y efecto de cambiar una cosa por otra; algo viejo por algo nuevo; algo malo por algo bueno, o peor. En sí mismo, el cambio entraña un poder de transformación, que puede servir para evolución o involución.  

Cuando el pasado 5 de julio los dominicanos decidieron votar, ya sea a favor de o en contra de Luís Abinader, sin temor a equivocarme puedo decir que lo hizo movido por un ánimo de cambiar 20 años de un mismo gobierno que ya no tenía nada nuevo ni bueno que ofrecer. 

Y es ahí donde, con el cambio, se le otorgó a las nuevas autoridades el poder de transformar lo que está, por algo mejor o peor. Solo el tiempo dirá.  

Por ahora, no sé si Luís Abinader será o no un buen presidente; no sé si el PRM hará o no un buen gobierno. Lo que sí puedo decir es que está transformando desde ya el esquema gubernamental, dejando atrás el arribismo político institucionalizado por el PLD, el que basado en el populismo, clientelismo y nepotismo nombraba a los «compañeritos» sin importar su experiencia, tecnificación o profesionalismo. 

 Vamos a estar claros, no es que el PRM no esté nombrando a personas de su propia cúpula política. Y es que, por lo regular, quienes hacen parte del gabinete presidencial, forman parte del anillo del presidente. La diferencia -y el cambio- es que después de varias décadas, vemos a un presidente designando en los distintos ministerios, direcciones y posiciones gubernamentales, a personas con experiencia y vasta trayectoria profesional en el área en la que prestarán su servicio a la nación.  

Esto da un buen indicio de que hay una verdadera esperanza de transformación de nuestras instituciones públicas. Sí, esas mismas que el PLD convirtió en sedes del «botellismo», ese famoso trofeo a la ignorancia y el analfabetismo de aquellos fieles al continuismo del partido más apátrida que ha tenido el país.  

Esperamos que ese ánimo de cambio que todos los dominicanos anhelamos, lo veamos materializado en un país que avanza, con ministerios e instituciones compuestos por un personal capacitado, bien orientado y deseos de impulsar la nación hacía un mayor y real bienestar.  

Y desde luego, con funcionarios que no tengan puestos botellas, sino que verdaderamente trabajen. Eso no sólo se trata de cumplir horarios, sino de cumplir metas especificas, en tiempos determinados. Solo así garantizaríamos que el cambio se hizo para evolucionar y no al contrario.  

Sobre la autora: 

Abogada egresada de la PUCMM, con maestría en periodismo de investigación de la Universidad de los Andes, Bogotá, Colombia.

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