El nombre Estado
Bobbio deja claro que el concepto de Estado no nació en la antigüedad clásica, como muchos podrían creer, como lo comprueba el hecho de que ni los griegos ni los romanos usaron esa palabra para describir sus comunidades políticas
Por Eddy Olivares Ortega
La palabra Estado se usa con tanta frecuencia que no deja espacio para reflexionar sobre su origen. Pocas veces las personas se detienen a pensar de dónde viene esa palabra ni qué transformaciones encierra.
En el Leviatán, Thomas Hobbes dice: “…Esto es algo más que consentimiento o concordia; es una unidad real de todo ello en una y la misma persona, instituida por pacto de cada hombre con los demás, en forma de tal como si cada uno dijera a todos: autorizo y transfiero a este hombre o asamblea de hombres mi derecho de gobernarme a mí mismo, con la condición de que vosotros transferiréis a él vuestros derechos, y autorizaréis todos sus actos de la misma manera. Hecho esto, la multitud así unida en una persona se denomina Estado, en latín, civitas”.
No cabe duda de que la anterior es una extraordinaria reflexión, pero veamos cómo Norberto Bobbio explica en su obra Estado, gobierno y sociedad el término Estado, cuya historia resulta fascinante. La aparición de esta poderosa palabra marca un cambio profundo en la forma en que se entiende el poder y la convivencia política.
Bobbio deja claro que el concepto de Estado no nació en la antigüedad clásica, como muchos podrían creer, como lo comprueba el hecho de que ni los griegos ni los romanos usaron esa palabra para describir sus comunidades políticas. Estos pueblos hablaban de polis, civitas, imperium o res pública. Cada término reflejaba una manera distinta de concebir el poder: la polis era una comunidad de ciudadanos; la civitas, una organización jurídica; el imperium, la autoridad militar; y la res publica, el gobierno orientado al bien común. El Estado, en cambio, surge en la Europa moderna, cuando el poder se centraliza y se vuelve institucional.
