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La historia de Jan y Els: por qué una pareja felizmente casada decidió someterse a la eutanasia

Tres días antes de dar su último aliento voluntariamente, la caravana de Jan y Els estaba estacionada en un puerto deportivo iluminado por el sol en Frisia, en el norte de Países Bajos.

Era una pareja a la que le encantaba moverse y había vivido la mayor parte de su matrimonio en una casa rodante o en barcos.

«A veces intentamos [vivir] en una casa», bromeó Jan cuando los visité, «pero no funcionó».

Con 70 años estaba sentado en el asiento giratorio del conductor de la camioneta sobre una de sus piernas: era la única posición que aliviaba su continuo dolor de espalda. Su esposa, Els, tenía 71 años y sufría de demencia. Para cuando los visité, ya le costaba formular sus frases.

“Esto», dijo levantándose fácilmente del asiento y señalando su cuerpo, «está bien». “Pero esto», dijo señalando su cabeza, «está terrible”.

Para toda la vida

Jan y Els se conocieron en el jardín de infancia y su relación fue para toda la vida.

Cuando era joven, Jan jugaba hockey para la selección juvenil nacional de Países Bajos y luego se convirtió en entrenador deportivo. Els se formó como maestra de escuela primaria. Pero fue su amor compartido por el agua, los barcos y la navegación lo que definió sus años juntos.

Cuando eran una pareja joven vivían en una casa flotante. Más tarde compraron un barco de carga y construyeron un negocio de transporte de mercancías por las vías navegables interiores de Países Bajos.

Mientras tanto, Els dio a luz a su único hijo (que pidió no ser identificado). Hizo sus estudios en un internado en el que vivía durante la semana, pero pasaba los fines de semana con sus padres. Durante las vacaciones escolares, cuando su hijo también estaba a bordo, Jan y Els buscaban viajes de trabajo que les llevaran a lugares interesantes, a lo largo del río Rin o a las islas de Países Bajos.

Jan y su hijo
Pie de foto,Una fotografía de Jan con su hijo en 1982

Para 1999, el negocio del transporte terrestre se había vuelto muy competitivo. Jan estaba sufriendo de graves dolores de espalda debido al trabajo pesado que había realizado durante más de una década.

Él y Els se mudaron a tierra firme, pero al cabo de unos años volvieron a vivir en un barco. Cuando eso se volvió demasiado difícil de manejar, compraron su espaciosa autocaravana.

Jan fue operado de la espalda en 2003, pero no mejoró. Suspendió un fuerte régimen de analgésicos y ya no podía trabajar, pero Els seguía ocupada enseñando. A veces hablaban de eutanasia: Jan explicó a su familia que no quería vivir demasiado tiempo con sus limitaciones físicas. Fue en esta época que la pareja se unió a NVVE, la organización holandesa por el “derecho a morir”.

“Si tomas muchos medicamentos, vives como un zombi”, me dijo Jan. “Entonces, con el dolor que tengo y la enfermedad de Els, creo que tenemos que detener esto”.

Cuando Jan dice «detener esto» quiere decir «dejar de vivir».

En 2018, Els se retiró de la docencia. Empezaba a mostrar signos tempranos de demencia, pero se resistía a ver a un médico, tal vez porque había presenciado el deterioro que generó en su padre el Alzheimer, y su posterior muerte. Pero llegó un punto en el que sus síntomas no podían ignorarse.

En noviembre de 2022, después de que le diagnosticaran demencia, Els salió furiosa del consultorio del médico, dejando atrás a su marido y a su hijo.

«Estaba furiosa, como un toro», recuerda Jan.

Fue después de que Els supo que su condición no mejoraría que ella, Jan y su hijo, comenzaron a hablar sobre la eutanasia en pareja: los dos morirían juntos.

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