Notas sobre el cielo de Leonor Elmúdesi
¿Puedes levantar la vista, encontrarte con esa imponente bóveda celeste, a veces gris, otras naranja que tiene unos seiscientos millones de años con la manera en cómo la vemos hoy (pues su evolución ha pasado por varias etapas) solo para darte cuenta de que te observa? Subrayo los seiscientos millones de años y las etapas porque como todo (el reino vegetal y animal, la cultura, el lenguaje) atravesó un lento proceso de transformación para convertirse en lo que es hoy.
¿Y cómo una forma de expresión de hace más de mil años sigue vigente? A lo único que podemos apelar es a la poderosísima trascendencia de la poesía. Ya lo había dicho Platón en el capítulo diez de La República, cuando les daba a los creadores la calidad de imitadores: “Tan poderoso es el prestigio de la poesía”, había dicho y lo suscribo.
Pero lo más poderoso, desde mi punto de vista, es la manera en cómo la poeta, Leonor Elmúdesi, logra atrapar los instantes en pequeñas frases que eclosionan y dan matices, como colores que pueblan un cielo que es capaz de proyectar miradas. Sus reflexiones y su condición de poeta, me hace recordar invariablemente a las damas de la corte imperial del Periodo Heian en Japón: mujeres que evocan una personalidad sensible, observadora, compleja e inteligente, cualidades que, es indiscutible, refleja también Leonor.