Internacional

Hamas asegura que EEUU le ha dado garantías de que «la guerra ha terminado por completo»

Con la lluvia como inusual invitado, israelíes y palestinos se despertaron este jueves con la noticia que esperan con anhelo y necesitan con urgencia: la tregua entre Israel y Hamas. A los primeros para permitir la vuelta este lunes de los secuestrados tras dos años de cautiverio y poner fin a su guerra más larga. A los segundos para que la calma regrese a la sufrida Franja de Gaza bajo una ofensiva sin precedentes lanzada en respuesta al ataque yihadista del 7 de octubre del 2023.

Impulsados por el plan y sobre todo la presión del presidente estadounidense, Donald Trump, que ejerció su enorme influencia en los actores clave en la región, el Gobierno israelí y Hamas inician la primera fase del alto el fuego en la que pactaron el canje de 48 rehenes (20 vivos) por 250 presos palestinos con cadena perpetua y 1.700 gazatíes detenidos desde 7 -O, entre ellos 22 menores, el repliegue militar israelí parcial y el aumento del flujo de ayuda humanitaria a los 600 camiones diarios como la anterior tregua. Tras confirmar oficialmente el acuerdo señalando por ejemplo que el paso de Rafah (con Egipto) se abrirá en las dos direcciones, el líder de Hamas, Jalil Al Jayya, ha asegurado que los mediadores y el gobierno estadounidense les dieron garantías de que «la guerra ha terminado por completo».

Tras el anuncio de Trump que causó un alivio indescriptible en Israel y Gaza, las miradas se dirigieron primero a Sharm el Sheij donde se pulían los últimos flecos, y después a Jerusalén donde el Gobierno de Benjamin Netanyahu se reunió esta noche para aprobarlo. Los dos dirigentes ultranacionalistas, Itamar Ben Gvir y Bezalel tienen previsto votar en contra pero se mantienen en la coalición a la espera de si luego Hamas es desmantelado. De momento verán como ministros el discurso de Trump en el Parlamento israelí que le espera como un héroe este domingo o lunes en el marco de una visita-relámpago o vuelta triunfal en la región. Antes de la reunión, Netanyahu se reunió en Jerusalén con los dos representantes de Trump en la negociación, Steve Witkoff y Jared Kushner.

Con el pesimismo propio y lógico en estas tierras, su acuerdo tiene más visos de mantenerse que los otros dos alcanzados desde que el ataque terrorista de Hamas hace dos años y dos días desencadenara una masiva ofensiva que devastó la Franja de Gaza y una escalada en varios frentes, incluyendo la primera guerra directa y al descubierto entre Irán e Israel. Esta acabó como parece acabar la de Gaza. Es decir, con un anuncio de Trump.

El ejército israelí inició los preparativos para la retirada pactada con Hamas para la primera fase del plan. A la espera de la compleja negociación de un repliegue mucho más amplio en el «día después» establecido en el texto de Trump, mantendrá el control sobre el 53% de la franja. De esta forma, las tropas se recolocan en la llamada «línea amarilla» abandonando la Ciudad de Gaza y el eje de Netzarim en el enclave palestino donde la noticia procedente de la Casa Blanca fue recibida con mucho alivio.

Aunque proclame victoria, el acuerdo no es bueno para Hamas si se cumple estrictamente el plan ya sea en su renuncia del control de Gaza como sobre todo de sus armas. Sí lo es para los gazatíes al menos a corto plazo ya que frena la dinámica de bombardeos y desplazamientos.

Con un solo párrafo en su red social, Trump logró elevar a las familias de los 48 rehenes de la ansiedad desesperada a la euforia que infructuosamente no pudieron contener en la espera a los suyos.

Desde el secuestro de su hijo Omri Miran (48) en el Kibutz Nahal Oz hace 734 dias, Dani Miran se dejó una barba blanca que ha crecido como su angustia. Hoy en plaza- feudo de las familias en Tel Aviv parecía como alguien al que felicitan tras ser padre. «Tengo una sensación divina que no puedo explicar. Tras tanto tiempo, mi hijo vuelve. Siento como si hubiera tenido un nuevo hijo», decía. Más tarde, entrevistado por un emocionado presentador israelí le dijo: «He recibido llamadas de muchos que no podían hablar al llorar de emoción, como tú ahora».

Los israelíes aplauden el acuerdo porque pone fin a la dramática situación de los rehenes en los túneles de Hamas así como a la guerra más larga que empezó siendo la más apoyada a nivel interno y externo y se convirtió en controversial causando protestas internas y un Tsunami internacional (diplomático, opinión pública, etc.) sin precedentes contra Israel.

La incertidumbre en torno a los secuestrados, la muerte y heridas de soldados diariamente en la Franja de Gaza, la incomprensión ante el creciente aislamiento y la desconfianza hacia las decisiones del gobierno conformaron una situación de hastío entre muchos israelíes. La ofensiva en el último mes para tomar el control de Ciudad de Gaza aumentó la división interna ya que, según los sondeos, la mayoría priorizaba la salvación de los rehenes a la muerte de los milicianos. El jefe del ejército, Eyal Zamir se opuso a una operación que finalmente lideró con mucho fuego pero intencionadamente lenta a la espera de la intervención de Trump en la negociación.

Alrededor de 2.100 israelíes han muerto (entre ellos 1.200 el 7-O, cuando Hamas secuestró a 251 personas mientras casi 500 soldados murieron en la ofensiva terrestre en la Franja de Gaza) y miles resultaron heridos en los últimos dos años. Un periodo en el que la retaguardia y su escudo defensivo han lidiado con más de 30.000 misiles balísticos, drones y proyectiles disparados por varias milicias proiraníes en la región.

La «guerra de los 12 días» iniciada en junio con el ataque israelí contra objetivos militares y nucleares de Irán fue otro de los grandes puntos de inflexión de un periodo que ha cambiado Oriente Próximo.

Portavoces israelíes indican que sus fuerzas mataron a más de 20.000 efectivos armados en la Franja de Gaza. Según el ministerio de Sanidad bajo control de Hamas en lo que llama «guerra de exterminio», más de 67.000 palestinos han muerto y casi 170.000 resultaron heridos en los ataques aéreos y terrestres de Israel.

«No soy el único feliz, toda la Franja de Gaza está feliz, todo el pueblo árabe. Gracias a Dios por el alto el fuego, el fin del derramamiento de sangre y las matanzas», declaró el palestino Abdul Majeed Abd Rabbo a Reuters desde la zona sureña de Jan Yunis mientras otros pedían «acabar con la pesadilla». La gran duda ya no es si empezará la tregua sino cuánto durará.

Los gazatíes rezaron y, en ocasiones se manifestaron desafiando al régimen islamista, para pedir el alto de un fuego que ha provocado el mayor nivel destrucción que recuerda este enclave en los últimos 100 años bajo control de Gran Bretaña, Egipto, Israel, la Autoridad Nacional Palestina y, desde 2007, Hamas. Su líder, Yahia Siwnar no soñó con lograr infligir un daño tan grande a su poderoso enemigo, pero tampoco que éste protagonizara una respuesta tan extensa, devastadora y larga en un enclave con muchas partes convertidas en ruinas y una situación humanitaria dramática con alrededor del 90% de los más de dos millones de habitantes desplazados.

A diferencia de la tregua vigente en la última semana de noviembre del 2023 y desde el pasado 19 de enero hasta mediados de marzo este año, el cese de la operación que Israel lanzó para acabar con el grupo yihadista no pivota solo en torno a la entrega de los rehenes en cautiverio. El texto de Trump, apoyado por países árabes y musulmanes, dibuja el presente y futuro de la Franja de Gaza gestionada por un ente de tecnócratas palestinos bajo el paraguas de una comisión árabe-internacional.

Pocos creen que se cumplirán los 20 puntos del plan de Trump pero todos saben que su presión ha sido fundamental para lograr el alto el fuego.

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