¿Por qué me juramenté en Primero la Base con Víctor D’Aza?
Por Tony Paulino
La política a veces se vuelve un escenario donde las promesas pesan más que los hechos. En medio de tanta distancia entre dirigentes y dirigidos, decidí levantar mi mano y jurarme en “Primero la Base”, no por moda, ni por estrategia, sino por convicción. Fue una decisión de alma, de esas que no se toman por impulso sino por gratitud, por identificación, por respeto ganado.
Durante años he estado en el terreno, sudando la camiseta por el partido, tocando puertas, armando estructuras, creyendo en la causa. He visto pasar muchas caras, he escuchado muchos discursos, pero pocas veces he sentido que alguien realmente comprendiera lo que significa ser de la base. Hasta que llegó D’Aza.

Lo conocí en un barrio hace unos años. Llegó sin poses, sin corbata cara, sin bultos . No habló para impresionar, habló para conectar. Lo escuché y supe que hablaba desde la misma esquina en la que muchos de nosotros hemos estado: la de los que luchan sin reflectores, la de los que esperan una llamada, una oportunidad, un reconocimiento que casi nunca llega. Y sin embargo, seguimos firmes. Porque amamos esta bandera.
Víctor no necesita adornar su historia. Su trayecto ha sido de calle, de organización, de trabajo. No heredó estructuras, no llegó por padrinos, llegó porque se ganó la confianza de los compañeros que lo vieron crecer paso a paso. Y eso vale más que cualquier cargo o presupuesto.

Me juramenté porque lo vi caminar sin prometer lo que no podía dar. Porque ha sido coherente entre lo que dice y lo que hace. Porque siendo presidente de la Liga Municipal Dominicana no se ha encerrado en una oficina con aire acondicionado, al contrario, ha salido a resolver, a tender la mano, a responder mensajes, a visitar comunidades que no están en el mapa de muchos otros.
La base lo siente como suyo, y no porque nos dé dádivas, sino porque nos da esperanza. Esa palabra que se estaba quedando vacía en muchos corazones. Nos hace sentir parte de un proyecto que no excluye, que no se olvida de quién puso el afiche, de quién defendió las mesas, de quién enfrentó al adversario con un megáfono y sin un peso en los bolsillos.
Me juramenté porque no quiero seguir esperando por aquellos que solo se acuerdan de nosotros en tiempos de campaña. Porque ya basta de figuras recicladas que miran de lejos al militante, que hablan de unidad pero no conocen el nombre de sus coordinadores barriales. Me juramenté porque creo en la sangre nueva que no ha perdido el olor a pueblo.
Con D’Aza no me siento un número más. Me siento parte de un sueño. De uno que no busca cargos, sino transformar la forma en que se hace política. Y si eso no es razón suficiente, que vengan y me miren a los ojos. Estoy convencido. Y como yo, miles. Porque cuando un líder conecta con el corazón de su gente, no necesita gastar fortunas para crecer. Solo necesita ser real.