Los sirvientes de palacio lo cuentan todo: Kate Middleton tiene que tratar a su marido “como su cuarto hijo” y Camilla fue apodada ‘Cruella de Vil’ por Guillermo y Harry

¡Hazte a un lado Spare! Hay una nueva bomba real en marcha. Las memorias del príncipe Harry contienen algunas anécdotas que ya son tristemente célebres: desde acusaciones de acoso escolar hasta escarceos subidos de tono con una misteriosa mujer mayor en la parte de atrás de un pub. Fue una nueva y sorprendente perspectiva de la vida secreta de los Windsor, directamente de boca del príncipe.

Ahora, un nuevo libro de Tom Quinn (The Times publica un adelanto) ofrece todos los cotilleos reales de la planta baja del Palacio de Buckingham. Criados, personal de cocina y cortesanos revelan todos los dramas entre bastidores de la última década de caos real (todos, naturalmente, bajo la condición de total anonimato). ¿Qué piensa realmente la vieja guardia de Meghan Markle? ¿Cómo lleva la princesa de Gales las supuestas rabietas del príncipe Guillermo? Y ¿hay problemas en el paraíso para la reina Camilla?

Yes Ma’am: The Secret Life of Royal Servants es una mezcla de escándalos, una visión única de una vida de privilegios sin parangón y de incompetencia incomprensible (se dice que un miembro de la realeza tardaría dos semanas en ponerse los pantalones si no fuera por una tropa de sirvientes). Quinn describe las rutinas a la hora del baño, el desagrado del príncipe Andrés por el lunar facial de un cortesano y el secreto esnobismo que se esconde tras la fachada dorada del Palacio de Buckingham. Pero, ¿cuáles son los mayores secretos que se esconden en las páginas de su nuevo libro? Sigue leyendo, pero ten cuidado: las cosas se van a poner difíciles.

La princesa de Gales tiene que tratar al príncipe Guillermo «como a su cuarto hijo».

Los trabajadores de palacio que hablaron con Quinn pintan un cuadro de inmenso privilegio, en el que miembros de la realeza como el príncipe Guillermo y el rey Carlos están tan acostumbrados a que se les atienda en todo que pueden hacer saltar todo por los aires, confundiendo el grano con la paja, en respuesta a cualquier cambio en sus rígidas rutinas (los baños reales funcionan exactamente a la misma hora todos los días).

Significa, según Quinn, que el príncipe de Gales, como su padre, es propenso a tener alguna que otra rabieta. «No sé dónde estaría Guillermo sin Kate», le contó una antigua empleada de palacio. «No se lo han dado todo hecho a lo largo de su vida, así que ella le calma cuando se pone un poco díscolo. Dice que a veces hay que tratarle como a su cuarto hijo».

El personal cree que Meghan Markle estaba ‘flirteando con Guillermo’

¿La interrupción definitiva de la rutina real? La llegada de la californiana Meghan Markle. La duquesa estadounidense se encontró en el centro de un choque cultural cuando saludó a los habitantes del palacio de Buckingham con un cálido abrazo: descubrió que no era lo que se hacía entre los británicos de sangre azul. Se dice que Kate, Carlos, Guillermo y un caballero de Old Eton se estremecieron cuando Meghan se acercó para abrazarlos.

Y, como un miembro del personal dijo a Quinn, esta forma cariñosa de tocarlos provocó algunos rumores muy incómodos con respecto a la relación de Meghan con el príncipe Guillermo. Los abrazos y los besos en la mejilla alimentaron las habladurías entre el personal de que Meghan estaba flirteando con Guillermo, lo que obviamente no era cierto, pero la tensa atmósfera que se creó como consecuencia aquellas formas cariñosas de relacionarse (y las habladurías resultantes) profundizó la ruptura entre los hermanos, revelaron. No está mal, porque…

La reina Meghan habría ido “demasiado lejos”

La llegada de Meghan Markle a la órbita real fue anunciada como un signo de modernización para los Windsor: una mujer como ella podría aportar una visión fresca de la relación de la corona con su pueblo y su pasado. Pero, según aseguraron a Quinn, la relación de Meghan con el príncipe Harry solo se permitió porque él era el que sobraba.

La vieja guardia de los cortesanos, según un antiguo miembro del personal del palacio de Kensington, sigue siendo «tremendamente snob», aunque hoy en día lo disimulen un poco mejor. “Puedo decirte que si Guillermo hubiera querido casarse con Meghan Markle, habría ido demasiado lejos… [Pero] Harry nunca iba a ser rey”.

‘Meg la mística’ fue una revolucionaria real… o la nueva Wallis Simpson

Como consecuencia del éxodo de los Sussex de la vida real y la disputa tóxica que siguió, es fácil olvidar que Meghan Markle tenía sus partidarios en el palacio. Quinn describe una división generacional, con los miembros de más edad de la casa apodando a la duquesa «Meg la Mística» por su enfoque «tan new agey, tan woke» de la realeza, que convirtió al príncipe Harry en un «izquierdista abraza-árboles».

Los más jóvenes, sin embargo, la consideran una luchadora que se niega a someterse a tradiciones opresivas o a permitir que cotilleos y cortesanos condescendientes la menosprecien. La mejor forma de resumir estas actitudes contrarias es la supuesta comparación de la duquesa de Sussex con otra divorciada estadounidense de la realeza: «Ya estamos otra vez: Meghan es la Sra. Simpson que vuelve para atormentarnos». La opinión que se tenga de esta comparación depende, naturalmente, de lo que se piense de la duquesa de Windsor…

Harry y Guillermo apodaron a Camilla ‘Lady Macbeth’ y la ‘Bruja del Oeste’

Como ha demostrado el caso de Meghan Markle, casarse en la Casa de Windsor es unirse a una familia con siglos de bagaje. Independientemente de si eres una «plebeya», como Kate y Meghan, o una aristócrata por derecho propio, como la princesa Diana, formar parte de la más exclusiva de las dinastías va a levantar algunas cejas.

Incluso en el caso de Camilla Parker Bowles. Al parecer, cuando la relación de la ahora reina con Carlos se volvió más seria, los príncipes Guillermo y Harry la apodaron «Lady Macbeth» (la más devastadora de las trepadoras sociales), la «Bruja del Oeste» y «Cruella de Vil». Tal vez no sea de extrañar entonces, según apunta Quinn, que Camilla nunca quisiera ser reina, diciéndole a Carlos que podrían dejar atrás la vida de protocolo y privilegios. Eso, como sabemos, es más fácil decirlo que hacerlo.