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Cardiólogo José Abellán desvela cómo ahorrar latidos para proteger el corazón y potenciar la longevidad: «Así vivimos más»

Hablar de longevidad es hacerlo de un aspecto muy complejo en el que intervienen multitud de factores. A los de tipo genético, cuya incidencia no es tan elevada como se pensaba hace años, hay que unir los relacionados con el estilo de vida, que sí tienen un peso mayor en términos generales. Las decisiones que tomamos son decisivas.

De ahí que haya quien afirme que no hay una genética ganadora o perdedora y que la salud “se gana y se trabaja”. Tal es el caso de José Abellán Huerta, cardiólogo intervencionista y divulgador de temas relacionados con la salud a través de sus perfiles sociales (@doctorabellan) y que desarrolla su labor profesional en el Hospital General Universitario Santa Lucía de Cartagena (Murcia).

Son nuestros hábitos y nuestro estilo de vida los que van a determinar que gocemos de una buena salud. Más que pensar en atajos o en pastillas mágicas, trabajaría en mejorar de verdad nuestro estilo de vida poco a poco”.

Y uno de los pilares básicos de esa mejora no es otro que el ejercicio físico, que tiene un efecto poco conocido sobre el corazón y que, a la postre puede ser decisivo. De hecho, el especialista ha comentado en varias ocasiones que ahorrar latidos al corazón debe ser una prior

Hace unos meses, en el podcast ‘Tengo un plan’ deslizaba la idea. “Puede haber un número de latidos que estamos predestinados a vivir”, aseguraba. En total, ese número asciende, según compartía a 3.000 millones y efectivamente parece que hay formas de optimizarlos, como ya descubrió la ciencia en el siglo pasado.

“En la insuficiencia cardíaca, que es una enfermedad en la cual el corazón late débil, lo que primero se hizo fue pautar un tratamiento para que latiera más fuerte, como por ejemplo utilizando medicamentos como la digoxina, que hace que el corazón bombee más fuerte, aunque la gente se seguía muriendo”, explicaba Abellán.

“Entonces se empezaron a usar betabloqueantes, que es lo contrario. Son medicamentos que hacen que el corazón lata más lento y que tienen otras propiedades que pueden hacer que lata de manera, digamos, más rentable. Y la gente que era tratada con ellos vivía más. Posiblemente ahorrando latidos vivimos más”, zanjaba.

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