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Misa del Gallo convoca esta noche a católicos

La principal celebración relativa a la Navidad en la comunidad católica es la Misa del Gallo, conmemorada la noche previa, o sea hoy, que es Nochebuena. La festividad reúne a los fieles en una eucaristía de alabanza y de adoración al unísono.

En este acontecimiento, el obispo de la Diócesis de Nuestra Señora de La Altagracia, monseñor Jesús Castro Marte, exhorta a los dominicanos a vivir una Nochebuena en fe y esperanza, conscientes de que “Navidad es servir y dar sin mirar a quién…, sin intereses mezquinos”.

La Misa del Gallo es una tradición popular celebrada en la medianoche, cuando el gallo canta, (de ahí su nombre), para conmemorar el nacimiento de Jesús, marcando el inicio del día de Navidad.

Tiene un origen en el siglo V, cuando el Papa Sixto III estableció una vigilia en Roma.

Con esta misa, que copa las iglesias, se recuerda el nacimiento de Jesús en la Nochebuena, justo antes de la medianoche del 24 de diciembre.

Una leyenda sobre el gallo indica que anunciaba el nacimiento del hijo de Dios, el Mesías, el Emmanuel.

La Misa del Gallo es la festividad más entrañable de la Navidad para los católicos.

Esta costumbre es celebrada en los países de América Latina con una vigilia, que acompaña a los cánticos con panderetas y zambombas, y algunas tradiciones le integran danzas típicas y el “beso a la imagen del niño cuando es colocado en el pesebre”. El ritual representa la llegada de la luz de Cristo al mundo, una invitación a la esperanza y la fraternidad.

El obispo Castro Marte pondera la Navidad teológicamente hablando y afirma que “es la encarnación del Hijo de Dios. Dios se humaniza en la persona de Cristo, menos en el pecado. El religioso se pregunta: “¿Cómo podemos nosotros entender la encarnación?”. Responde: “Mediante el Espíritu encarnado, ese pequeño pesebre abierto en tu conciencia quiere nacer, sencillamente por amor”.

Castro Marte, vicepresidente de la Conferencia del Episcopado Dominicano (CED), advierte, sin embargo, que “cuando al dios que le servimos, es al dios dinero, el talento y la falta de escrúpulos derrota la integridad, la honestidad y el humanismo y se come como un cáncer la conciencia nacional y la admiración de un pueblo se convierte en decepción colectiva”. Cuando esto sucede, alerta que es porque se han corroído los valores fundacionales que dieron origen a la Nación Dominicana, los que se transgreden, olvidan y pisotean.

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