Opinión

Melissa y Nosotros: Cuando la Tormenta Está Dentro

Lo Errático de la Tormenta y lo Errático de Muchos .

Así como la tormenta Melissa mostró su comportamiento errático sobre República Dominicana, muchos de nosotros también vivimos entre ráfagas emocionales y cambios impredecibles que alteran nuestro entorno.

Por : Angel Puello 

Durante los últimos días, la tormenta Melissa ha puesto a prueba la calma de la República Dominicana. Su comportamiento errático —cambios repentinos de dirección, intensidades inesperadas y variaciones que desconciertan hasta a los expertos— ha recordado algo más profundo: la naturaleza errática que a veces habita en los seres humanos.

Así como Melissa se mueve sin rumbo fijo, hay personas que viven entre tormentas internas. Un día son sol, otro son huracán. Se muestran amables y al día siguiente distantes; inician proyectos con entusiasmo, pero los abandonan sin explicación; prometen estabilidad, pero viven en un ciclo constante de giros emocionales y decisiones impulsivas.

El comportamiento errático en una tormenta provoca inundaciones, daños, incertidumbre y miedo colectivo. En una persona, genera confusión, desconfianza y heridas emocionales. Lo errático de un fenómeno meteorológico afecta un país; lo errático del alma humana puede afectar familias, amistades, relaciones y hasta destinos enteros.

Pero, al igual que los meteorólogos monitorean, estudian y previenen el impacto de una tormenta, también podemos aprender a anticipar y calmar nuestras propias tempestades internas. La madurez emocional consiste en desarrollar un clima interior estable, donde las ráfagas de impulsividad den paso a la serenidad y la coherencia.

Ser menos errático no significa ser perfecto, sino ser consciente de nuestros vientos internos y decidir que no queremos seguir arrasando con lo que amamos.

La tormenta Melissa pasará, como todas. Lo importante es que, cuando el cielo se despeje, cada uno de nosotros haya aprendido a gobernar su propio clima interior.

Porque el verdadero poder no está en detener una tormenta… sino en aprender a que no destruya lo que somos.

angelpuello@gmail.com 

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